El contacto con la naturaleza afianza nuestro sentido de pertenencia con la madre tierra, aumenta el placer por la vida y permite comprender las maravillas del universo.
Se inician las vacaciones y esto da oportunidad para salir al campo, percibir el perfume de las flores, el zumbido de las abejas, el canto pausado de las aves, el murmullo de los arroyos, el suave contacto de la brisa, en fin todo aquello que nos rodea y nos da tranquilidad.
El encuentro con la naturaleza es el camino hacia nuestro propio conocimiento y el contacto más cercano con la divinidad.
Busquemos estos espacios, pero no olvidemos que al apreciar estas bellezas no debemos contaminar.